Hoy me reencontré con mi realidad, mientras trataba de no mirarme demasiado de cerca. Caminé por una ruta desierta, conversé con las estrellas que no me respondieron y escuché los ruidos del silencio. Me perdí entre recuerdos sin sentido que quisieron volver a ocupar mis pensamientos y les cerré la puerte con fuerza. Pero uno logró escabullirse por la cerradura: era la felicidad que me preguntaba cuándo volvería a dejarla entrar en mi vida.